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Void.
lunes, 3 de agosto de 2015 @19:02



Me gustaba verte 6 de los 7 días de la semana. Siempre lo consideré un regalo, quizá porque nos mirábamos como quien mira algo que esperaba en la vida, tal vez como un niño que mira sus regalos en Navidad; con la inocencia que le queda a cada persona en su interior. 

Me gustabas casi tanto como me gusta ver el cielo nocturno, sentía algo similar, sin embargo, existía en mí una sensación diferente, una llama que deseaba arder con intensidad. Yo lo sabía, y lo supe desde un principio, que tú sentías lo mismo y que lo disfrutabas igual que yo, la misma energía que producen dos planetas al chocar entre sí, ¿acaso eso somos? ¡No! para mí siempre serás más que eso, eres un universo entero, porque cada que veía tus ojos podía ver galaxias en ellos, porque cuando solíamos hablar escuchaba el latir de la vida misma.

[...]

 Negué que eso me hubiera ocurrido a mí, lo negué una y otra vez, pero empiezo a pensar que dejarte ir fue la mejor decisión que pude hacer y no porque no valorara tu presencia en lapsos cortos de tiempo, sino que fue la mejor forma de darte el debido respeto que cualquier persona se merece. Entendí que no era el momento, tampoco el lugar ni el modo. 

Quizá tampoco la persona. 


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