Oblivion. [3/3]
domingo, 14 de junio de 2015
@18:34
[...]
Pasó una semana, tal vez dos, y no había ningún rastro de que hubiera estado ahí. Era algo extraño, usualmente coincidíamos aunque fuera un momento, pero esta vez fue distinto.
Después de un tiempo y por mera casualidad, nos vimos de nuevo, aunque algo había cambiado, lo noté en su persona, lo noté en su carácter, lo noté en todo. Quizá yo alucinaba, quizá no, pero esa tensión en nuestras miradas ya no ocurría, y no por algo ajeno, parecía que hacíamos lo posible por no coincidir visualmente como antes, yo diría que era inconscientemente intencional (o al menos de mi parte). Y así fue durante un mes o dos, se perdió el interés y lo que nunca hubo de confianza, también.
Aún no sabía si me había resignado o si solo acepté lo que pasó, o si realmente hubiera alguna diferencia entre esas dos opciones, pero no iba a detenerme por algo tan superfluo, continué con mi vida, con mis labores, con mis estudios, y sí, aún recordaba cuando coincidían nuestras miradas, nuestros objetivos, y nuestras almas.
Con el paso de los días fui olvidando aquellos ayeres, además, conocí muchas personas interesantes con las cuales puedo decir que me la pasé muy bien, personas que alegraban mi día, que arruinaban algún momento de perfecta tranquilidad pero aún así disfrutaba su compañía, o quizá de esos compañeros de escuela que no compaginan contigo pero sabes que están ahí para ayudarlos o para que te apoyen, fue de todo un poco.
Meses después nos reencontramos como la primera vez, como si nada hubiera pasado, porque, bueno, nunca paso algo realmente (o al menos era lo mejor), y sí, regresó la tensión de los primeros días, sin embargo yo ya no era la misma persona, ya había cambiado, y en esta ocasión ya estaba listo, listo para ser yo quien dominara la situación, listo para conseguir lo que quería; estaba listo para ganar.