"Buen viaje". [2/3]
viernes, 15 de mayo de 2015
@15:54
[...]
Escuché unas palabras salir de su boca, y más que escuchar lo que decía trataba de identificar su voz. Tuve una pequeña epifanía en ese momento, esa palabra resonó en mi cabeza, ese sonido lo había escuchado antes, una semana atrás, un mes quizá. Recordé aquella escena; yo estaba de pié mientras seleccionaba una canción en mi celular, la luna se elevaba poco a poco en la oscuridad de la noche, y en un momento cualquiera miré a mi derecha sin ningún interés en particular, ahí estaba, y fue en ese momento cuando me dijo el "hola" más amable y sincero que había escuchado en mucho tiempo, sin embargo mi respuesta fue el "hola" más desinteresado que pude haber dicho. No recuerdo por qué lo hice. Ni siquiera recuerdo qué estaba pensando en ese momento. Ya no importa. Parecía que no había importado tanto, o lo sabía disimular.
Era la primera vez que veía sus ojos como los vi aquél día, radiantes, vivos, con una pizca de ingenuidad, fue como ver a la vida misma. El tiempo pasó muy lento en ese momento, observé cada detalle que pude y después de pocos segundos, como quien dice, regresé a la realidad. No sabía si me saludaba por interés o por cortesía, pero sinceramente era lo que menos me importaba, ahí estábamos, y me encantaba. Le pregunté que cómo estaba, los que realmente me conocen saben que si no me importa no pregunto y ya, pero en ese momento me importaba, y mucho. Más que la importancia como tal, deseaba preguntarle eso, quería saber cómo se sentía, si estaba bien o si tenía algún problema en el que le pudiera ayudar. Platicamos 4 o 5 escasos y extraordinarios minutos cuando mucho, y yo aún seguía perdido en su mirada, carajo, debo decir que me incomodaba y me gustaba al mismo tiempo, pero en un aspecto muy general era agradable, supongo.
La conversación estaba por finalizar cuando dijo: "Me iré a Puerto Vallarta de vacaciones"; todo iba bien, había planeado cada palabra que le decía y esa oración no fue un problema, de hecho me daba pié a más posibilidades, pero cuando nos despedimos, cuando le dije: "Nos vemos luego, buen viaje" nunca hubiera pensado que a su regreso ya no volveríamos a hablar así de nuevo, y más que eso, nunca hubiera pensado que se fuera a crear una fricción tan grande como para ni siquiera volvernos a ver a los ojos.
Y sí, cuando regresó eramos ajenos otra vez, pero eso no fue todo, lo peor apenas estaba por venir.
[...]