"Tú no eres tu mente"

Yo me sentía bien. Me siento bien. Siento que mi alma se siente bien. ¿Pero qué opina de eso mi mente? No le gusta. Siente envidia, una envidia que no es real. Nunca me consideré un chico problemático, sinceramente, siento desinterés sobre muchas cosas, y cuando digo muchas son muchas, y no solo cosas, personas, ideas y lugares también. ¿Y mi mente? Pues ya es otra cosa, siempre le han gustado los problemas, y de todo tipo, desde hacer enojar a una persona hasta complicar mi existencia. Yo siempre viví acostumbrado a eso, para mí era normal, ese impulso era normal. Ese impulso de destrucción nunca fue mío, pero siempre estaba ahí, esperando para salir.

"Creí haber salido del pantano, pero me hicieron ver que solo di un paso a la orilla"

En aquel momento me sentía decidido y quizá aún lo estoy, pero ¿qué me detiene? ¿por qué parar en seco todo? Por el miedo, pero más que el miedo es la incertidumbre. No sé para dónde correr. Sé que tengo que hacerlo, cada momento que pasa me hundo más en ese pantano. Pero ¿y si me alejo de la orilla? ¿como sé que no voy hacia el lado contrario? Yo sé que puedo. Puedo hacerlo. ¿Qué necesito? Nada. Tengo todo para hacerlo, ¿por qué no lo hago? Porque me siento limitado. Es eso, aunque tenga todo, siento que no puedo hacer uso del todo, ¿qué me limita? Había pensado que mi familia me limitaba, mis amigos quizá, conocidos, desconocidos. No. Me equivocaba. Mi mente me limitaba. Me detenía. Me hacía ver las cosas desde puntos que no me eran favorables, ¿para qué? Para enfrentar un problema, claro. Un juego, un juego que parecía imposible de ganar.